El problema...

Hubo un momento en el que me sentí usada, pero eso era antes, cuando me sentía vista. Ahora la perspectiva cambió, la tristeza se tiñó de otro color. No puedo creerme usada porque es como si fuese transparente. El gris se disipó y ahora podría jurar que soy invisible inclusive ante la que me mira desde el espejo. Lo hace con desaprobación, con apatía, con desgano. no quiere ser yo, y no la culpo. A veces me gustaría poder escapar de mí, sobre todo cuando la soledad se vuelve lastimosa y llega la pregunta que buscaste evitar: "... ¿Seré yo?"

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