Escritos...

"Todos por dentro estamos luchando una batalla que nadie conoce, por eso se amable siempre" a todos nos abandonaron en medio de un quilombo, en el momento menos pensado, donde más necesitabas a esa persona. A veces pasa, que te das vueltta y no tenés quien te junte los mocos, quien te dé una palmada en la espalda o te diga que todo va a estar bien. Y entonces encontramos un secreto tristísimo, un acto que te hace mal, para tapar ese pozo. Vemos gente que se come la angustia tragándose un paquete de cigarrillos, el otro que corre como un loco, a ver si el viento le saca ese nudo en la garganta, le vuela ese agujero en el pecho. Personas que se comen las uñas, junto con los nervios y la ansiedad.

Paquetes de galletitas que van a parar a la boca, sin noción de que lo que se intenta matar no es el hambre. Lo que se intenta es, por unas horas, salir de la realidad, salir de lo que te angustia, de lo que te duele, querer sentirte vivo por lo menos por algunos minutos. Y yo, me quedo mirando una película que me habilita, disimuladamente, a llorar mirando afuera, distraída, hacia otro lado. Es que somos tan malos con nosotros mismos que, cuando peor estamos, más mal buscamos estar, más nos castigamos. Porque todo eso que te comes, te come a vos. Te suma la angustia, la culpa de hacer algo que sabes que no es lo que queres. Tapas, escondes, te pones un bozal y un par de auriculares con canciones aún más triste quee vos y lloras, o simplemente pensas, todo para no escuchar tu corazón. Hasta que en el momento que te das cuenta de todo, estallas y te preguntas porque, porqué te pasa a vos, y no a tu hermana, a tu compañera o a tu amiga, en porque vos tenes que cargar con todo ese peso, con esa angustia. Y te das cuenta que todo el tiempo que callaste, todo aquello que no dijiste por miedo, y con el tiempo estallas, de miedo, de bronca, de angustia. Pedí esa ayuda, capaz ya es hora de acostarte en la falda de tu mamá, de contarle aquello que te pasa, abrazarla y llorar con todo, pero al mismo tiempo sentirte tan suelta, libre y valiente de poder contarlo, que ya no te duele, nada te pesa... Ya es hora de llamar a esa persona y decirle sí, te juro que te necesito. Ya es hora, es ahora. No después, ahora hablá con quien te quiere. Llorá. Gritá. Escucha. Decí. Pedí. Da. Ahora.

Para un poquito. Mira en el espejo de tu alma. Frená. Mirá lo que te falta y salí a buscarlo donde sea que vos creas que lo vas a encontrar. 

Porque no hay peor abandono, que el que se hace a uno mismo.


Un poco mis palabras y un poco de Gabriel Rolón. Abandono.

 

 

Frase que decidí llevar en mí piel, de recordatorio para ser amble con todo el que me rodee, y conmigo misma de la misma forma.

 

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